Este año, el cambio de distrito del Punta Paloma, de Carabanchel a Centro, ha hecho que los
campos de fútbol sala situados en la Calle Casino de la Reina se conviertan en el terreno de juego habitual, descubriendo al equipo que la calidad de las instalaciones madrileñas dista mucho de ser uniforme. Comenzaré con un poco de historia para tomar perspectiva del pasado del lugar:
El parque en el que se hallan los campos se encuentra en los terrenos que tiempo atrás pertenecieron a la finca donde se situaba la casa de recreo o casa de campo que da nombre a la calle, el
Casino de la Reina. Esta edificación data del año 1817 y fue regalada por el Ayuntamiento de Madrid a la reina
Isabel de Braganza, muy interesada en la cultura y el arte. Siendo así, esta pequeña finca del llamado Casino de la Reina fue ampliada varias veces hasta, tras varias reformas, poder presumir de poseer un pequeño palacete de dos plantas, que es el que actualmente se conserva, y un enorme parque de estilo romántico. Para hacernos a la idea de sus dimensiones, el
parque del Casino de la Reina poseía, en sus años de mayor esplendor, un estanque, una ria con dos embarcaciones, una gruta con un cenador e incluso un edificio para empleados.
El Casino de la Reina tuvo fines recreativos hasta que la reina Isabel II lo cedió en 1871 para que fuera utilizado como primer emplazamiento del
Museo Arqueológico Nacional hasta que en 1895 se trasladó a la Calle Serrano, compartiendo edificio con la
Biblioteca Nacional. Desde esa fecha, el palacio y sus alrededores fueron sufriendo un continuo deterioro hasta que en 2001 fue restaurado por el Ayuntamiento de Madrid para darle la forma del parque que actualmente conocemos.
Pero eso son tiempos pasados, la grandeza del lugar, que aun puede imaginarse al ver la puerta de entrada del Real Parque del Buen Retiro que da salida hacia la Puerta de Alcalá, pues antiguamente formó parte del vallado del Casino de la Reina, es diariamente vejada por numerosos individuos de dudosa moral que frecuentan sus alrededores. Tanto es así, que
esta semana ha aparecido el lugar como uno de los mayores focos de venta de droga de la capital. A nadie que haya pisado la zona puede extrañarle que el parque tenga el cuestionable mérito de aparecer en dicha lista, puesto que son comunes los encuentros con gente ofreciendo este tipo de "servicios".
En cuanto a las instalaciones deportivas, resulta sorprendente la hipocresía del Ayuntamiento de Madrid al anunciar a bombo y platillo, allá por el año 2007, su preocupación por el deporte en la capital y su consecuente inversión para instalar un
desfibrilador por polideportivo. ¡Afortunados aquellos que juegan en polideportivos! Mientras tanto, en el Casino de la Reina se siguen juntando, cada fin de semana, multitud jóvenes con ánimo de jugar al fútbol que, ya no hablemos de desfibrilador, ni siquiera disponen de servicios donde hacer sus necesidades. Por supuesto, no está permitido soñar con vestuarios donde cambiarse de ropa para la práctica del deporte, puesto que ya se dispone de dos cómodos
bancos de parque (¿vestuario1 y vestuario 2?), habitualmente ocupados por "callejeros" esperando un movimiento en falso que deje al descubierto las posesiones de los jugadores.
En fin, si Su Majestad levantara la cabeza...
